Un formidable espadachín viajó con intención de hablar con un monje zen.
Era uno de los más sabios y el samurai quería aclarar su duda.
-Dime anciano, ¿Qué es el cielo y el infierno?
El viejo sonrió y levantando su bastón insultó al guerrero.
Este enfadado hizo el amago de desenvainar su katana.
El monje paró y con parsimonia le contestó:
-Eso es el infierno.
El hombre se calmó y envainó su filo.
- Y eso. Es el cielo.