Christian Tissier: Aikido es la Resolución Armoniosa del Conflicto

Extraido de la página http://www.urbanikkei.com.ar/

De origen francés, 7º dan Shihan, es uno de los más prestigiosos profesores occidentales de este arte marcial a causa de su alto nivel técnico. Realiza seminarios en diversas partes del mundo y es tan solicitado para dicho fin que tiene una agenda muy ocupada. Aprovechando su estadía en nuestro país y por gentileza de la Asociación Argentina de Aikido, logramos concretar una entrevista con él, en donde nos contó algunas historias y facetas no conocidas de su vida y su interesante visión con respecto al Aikido en Francia.



No es fácil conseguir unos minutos de entrevista con este profesor. Sus horarios son acotados, de hecho sólo estuvo en Argentina unos pocos días dando sus seminarios y luego de concluidos, debía partir inmediatamente a dar otros encuentros en algún otro país.
Nos reunimos en un bar unos minutos antes del seminario. Uno piensa que la entrevista será breve y concisa, pero gratamente me encontré con una persona muy accesible, que de a poco fue transformando la charla en amena e improvisada. Esto dio pie para conocer experiencias de su vida inéditas e interesantes, que nos dan idea de cómo se transformó en lo que es actualmente.

Inicios

Los comienzos del profesor Tissier son un tanto inusuales. En su juventud se aventuró sin medir mucho las consecuencias, a viajar a Japón él solo, con el único afán de aprender mejor este arte marcial que recién estaba dándose a conocer en el mundo.

Christian Tissier: “El Aikido llegó a Francia en 1951, el año en que yo nací. Empecé a practicarlo en 1962 cuando tenía 11 años. A los 18 decidí irme a Japón por cuenta propia, y para ello trabajé y junté dinero. Quería ir a perfeccionarme. Viajar en avión era muy caro en ese entonces, así que tomé trenes hasta llegar a las costas del Pacífico en Rusia, para luego tomarme un barco hasta Japón. Era una travesía de 3 semanas y era lo más barato para un chico de 18 años. Cuando llegué no tenía dinero, así que comencé a trabajar dando cursos de idioma francés en forma particular, ya que tengo un título para enseñar. También hacía modelaje para televisión y revistas (imagínense, occidental, ojos azules y en Japón). Más tarde di clases de idioma en una escuela y en un instituto de la Alianza Francesa. Eso me dejaba lo suficiente como para sustentarme bien y poder practicar Aikido todos los días durante varias horas”.

¿Por qué le atrapó tanto el Aikido que quiso ir a Japón?
C. T.: “Esto físicamente me agradaba, había una filosofía que me gustaba, además en esa época había muy poca gente que lo practicaba y yo quería hacer algo que los otros no hacían. Partí a Japón por orgullo, porque quería ser el más fuerte del mundo y creía que 6 meses iban a ser suficientes, pero me equivoqué. Necesité 8 años, y con el tiempo perdí un poco el orgullo (risas). Son cosas que uno sólo las haces cuando es joven.
Llegué a 4º dan a los 23 años. Entonces mi profesor, Yamaguchi Sensei, me dijo: “¿Qué vas a hacer aquí? Si te quedas deberás abrir un dojo, comenzarás a enseñar y simplemente llegarás a 5º ó 6º dan siendo muy joven”. Fue entonces que decidí regresar a mi país de origen.

Francia y las artes marciales
Francia es en Europa uno de los países más receptores de la cultura japonesa en todas sus expresiones, como así también ha sido influencia para muchos artistas japoneses. Este fuerte intercambio cultural confluye en una relación político-social muy importante entre ambos países. Y obviamente en las artes marciales japonesas, los franceses no se han quedado atrás. Tiene exponentes sobresalientes en Judo, Karate, Kendo y Aikido, entre otros.
C. T.: “Efectivamente hay algo que para los franceses nos va muy bien con el espíritu de las artes marciales japonesas. Pero el factor fundamental para que Francia sea tan fuerte en estas disciplinas, es que en ese entonces para que los japoneses fuesen a Europa, sea Alemania, a Inglaterra o a otro país, debían llegar en barco indefectiblemente a Marsella. Obviamente no era posible viajar en avión porque era muy caro. Por eso, los profesores pioneros que llevaron el Aikido a Francia, todos comenzaron en Marsella, no en París.

El sistema del Aikido en Francia
Otro punto a destacar es que el Gobierno francés a través de su Ministerio de Deportes, promueve el Aikido bajo un interesante y efectivo sistema.
C. T.: “Hay ciertas estructuras y reglas regidas por el Ministerio, a las que debemos atenernos. Siempre practicamos dentro de centros deportivos estatales, no existen el dojo de Aikido como institución.
Otra particularidad es que en Francia sólo somos 2 federaciones de Aikido, cuando en Alemania hay 5 ó 6 y en España hay unas 7 u 8 (en Argentina hay unas 10). Pero a pesar de ser sólo 2, el Gobierno nos obliga a estar juntos. Por eso formamos la Unión de Federaciones de Aikido, que sirve por ejemplo para dar los exámenes de grado con un jurado constituido por ambas partes. Cabe acotar que en Francia “no se paga para rendir los exámenes”. Todo esto es subvencionado por el Gobierno. Si no se cumplen estas reglas, simplemente no hay subvención”.

La mujer en el Aikido
C. T.: “Estoy impresionado porque en América Latina he visto pocas mujeres practicando Aikido. En mi dojo el 30% de mi alumnado son mujeres, muchas de ellas jóvenes. Varias ya son 6º danes. Pienso que esto le da una buena imagen al Aikido. Para aquellas que dicen: “esto no es para mí”, si ven alguna vez a estas mujeres normales, bonitas y practicando con su femineidad el Aikido, pueden llegar a sentirse atraídas por esta disciplina. No es que ellas quieran parecerse a los hombres, sino que lo practican manteniendo su femineidad. Cuando vean y entiendan esto, creo que muchas mujeres no practicantes van a ver ese modelo realizado en ellas”.

Concepto de Aikido para Christian Tissier
C. T.: “Habría que hablar del Aikido como un sistema de educación. Tiene fuertes principios, que son principios humanos. Es aprender la noción de espontaneidad, la noción de los gestos puros, de la actitud, de la comunicación, etc. El Aikido vendría a ser el ideal de pureza a través del gesto. Es decir, un contrincante con su acción, va a tratar de desestabilizar nuestra postura, nuestra armonía. Gracias a él vamos a tratar de resolver el conflicto a través de nuestros gestos puros. Hay que mirar el Aikido no como un arte para defenderse, que también puede serlo, pero no es ésta la meta esencial, sino que es la elevación de nuestra propia capacidad humana, resolviendo el conflicto de una manera inteligente. El Aikido es la resolución armoniosa del conflicto”.