Aikido, una herramienta para enfrentar la vida - Regla Número Tres

Desarrollar nuestras solidaridad hacia los demás

Durante una práctica si actuamos como atacante (uke). Ofrecemos permanentemente nuestro cuerpo para que el otro aprenda. Sabemos que al realizar una técnica puede llegar a causarnos cierto dolor o incomodidad, pero es la única manera de que nuestro compañero aprenda. Si nos negamos a esta situación cortamos el aprendizaje de nuestro compañero y limitamos también nuestro crecimiento como aikidokas y como personas.

En Aikido nos necesitamos unos a otros para que juntos logremos avanzar creciendo día a día.

Muy ocasionalmente se dan casos de personas que, quizás creyendo que su aprendizaje será más rápido, tal ves porque duden de la eficacia de las técnicas y por eso las realizan con demasiada potencia o lo que es peor porque les guste exhibirse desparramando gente para todos lados.

Lo cierto es que no tienen en cuenta a su compañero de práctica, circunstancia en la cual pueden llegar a lastimarlo. O'Sensei Ueshiba, creador del Aikido, puso ciertas pautas para el aprendizaje y desarrollo del Aikido, quien no se atenga a ellas no llegara nunca a ser un buen Aikidoka.